viernes, 10 de agosto de 2007

la carne de los melones cantalupo es anaranjada y fragante, dulce y jugosa. por un euro con diez céntimos puedo comprar la mitad de uno, con un peso total de ochocientos ochenta gramos. en la cesta de la compra hay más cosas: carne, verduras, arroz, yogures. el cantalupo quizás sea un postre, una merienda, un desayuno, una cena. una sopa de melón, el cantalupo

es el momento de cuidarse

en la calle, un calor seco y distante que no te deja respirar. en otoño será diferente. hoy han caído cuatro gotas preciosas. después, la sensación de bochorno crecía, enredándose en la pereza del mediodía. cuando éramos pequeños, otoño era volver al colegio y tardes cada vez más largas. otoño era sinónimo de ropa que abrigaba, de tristeza, una gris y metálica, plomiza como nubes

otoño era ejercicios antes de las ocho

en el teléfono, un laberinto hecho de sms con ana. un ovillo de me perdones y me culpas que no conducen a ningún lado. lo lejos que estamos el uno del otro y lo bonito que era y lo poco que, la tierra de nadie, las bocas, las pollas y los coños y la pena

en el bolsillo, algo de dinero. camisetas en el centro comercial y la música que suena es de foo fighters. guru es la marca de fernando alonso. miro colores y tallas. fantaseo. esas chicas no pueden tener ni dieciséis

también un periódico con grapa. no hablaremos, ni él ni yo, de las cosas importantes

cumpliendo lo pactado