sábado, 28 de julio de 2007

al volver a casa, chicos que hablan en las esquinas. los bares abiertos aún, el calor y las voces. antes de eso, fuegos artificiales en el pueblo de al lado. cohetes sencillos que estallan en diminutos crisantemos de colores. david fuma costo y bebemos agua y vino y cerveza, comemos cerezas frías y dulces, de la nevera. hablamos de esa chica que trabaja con núria, de religión, de política, de relaciones, de playa, de ordesa, de y de. saltamos de un tema a otro y no tenemos prisa por nada. el tercer piso, puerta uno, es la cima del mundo. recogemos la mesa con cuidado. núria duerme y los chiquillos también. nos abrazamos. su pecho es grande, de oso, acogedor. pincha cuando nos besamos en las mejillas. me encanta esa sensación

cruzo el parque, las calles sin coches. recuerdo una foto de las que tienen en el salón. tres niños que ríen. sus madres son amigas desde que eran pequeñas. sus parejas han llegado a ser amigos. marchan juntos de vacaciones. salen los fines de semana a casas donde nunca hace frío. la foto, en blanco y negro, se limita a reproducir el lazo invisible que ellos tres seguirán reproduciendo sin saber por qué. ríen y yo me doy prisa porque el semáforo está en rojo y a lo lejos