miércoles, 10 de junio de 2015

(camina una mujer con los tobillos envueltos en turquesas, hermosas pulseras de hembra viajera, camina y yo detrás, llorando por tanta muerte en la casa que heredé. la calle concili de trento se abre hasta el mar, con grandes edificios de mosaico azul de prusia y jardines colgantes. ella no puede ver mi cuerpo hinchado y defectuoso, no sabe que existo, no me necesita, abre los brazos y chasquea los dedos: el horizonte se llena de veleros y las hojas secas del suelo y los pétalos y la tierra se mojan con las olas que ahora se tragan la ciudad)