martes, 20 de enero de 2015

(llueve y ahora maria tiene el cabello completamente blanco y la misma sonrisa voraz de hace quince o veinte años. llueve y me muerde hasta sangrar, me araña la espalda, me empuja con fuerza dentro de ella mientras me habla de la muerte de su padre y de cómo ahora sólo vive, vive tan deprisa como puede, ahogándose a escondidas en nuestra espesa baba púrpura)