sábado, 5 de octubre de 2013

(la princesa rusa cena sola en la última mesa del restaurante y yo quiero ser el charol de sus zapatos bicolor y la seda china de su vestido selva negra y el cuerpo de cristo y también su sangre pero sólo soy un hombre que se deshace en el espejo, una mancha marrón sin cara, una sombra que tamborilea sobre la mesa de madera con las manos como serpientes albinas o medusas, manos como pequeñas garras de oso sobre las que vomitar el sueño que se desvanece con el primer rayo de sol)