viernes, 6 de septiembre de 2013

(gina —un precioso cachorro de tres meses de bull terrier, completamente blanco— se encapricha de mis tobillos, de mis manos, se enreda en su correa rosa mientras se traga mis dedos, los muerde, los araña con sus colmillos diminutos, completamente feliz de haber encontrado un trozo enorme de carne y grasa para ella sola, es su primer día en la calle y el mundo es así de blando, tanto como las tetas gigantes de su dueña, de su voz de flauta camino del parque y los niños, todos ellos asfixiándose después del último ataque con gas sarín)