jueves, 1 de marzo de 2012

(sueño que estoy en una pensión en la calle portaferrisa, a la izquierda según bajas por portal de l'àngel, una habitación grande con luz cálida, no son camas, sólo colchones ordenados en el suelo, están mis amigos pero sólo reconozco a míriam en un extremo de la sala, ella duerme, todos tenemos edredones amarillos, sueño que despierto y son las tres, que despierto y son las cuatro, me levanto en silencio y salgo a caminar, la ciudad casi vacía, sólo prostitutas, una chica alta y joven y guapa me aborda y camina conmigo, se llama gem —ella lo pronuncia shame—, sólo lleva ocho semanas en españa, al principio me incomoda pero después me inspira ternura, no llevo dinero ni tengo ganas de sexo, nos sentamos en una terraza que abre temprano pero nadie nos atiende, son las siete de la mañana y debería volver a la pensión, ducharme y ir a trabajar, nos despedimos, le pido su correo electrónico, gemgranda con un montón de números que seré incapaz de recordar, le doy el mío y ella ríe)

(bajo por portal de l'àngel patinando sin patines por un suelo de mármol blanco y brillante, choco contra paredes cuidadosamente pintadas con tiza, dejo borrones, ya no queda nadie en la pensión, sólo míriam y sigue durmiendo)

(en la pensión también vive un italiano sucísimo y enfermo, envuelto en un lona de vinilo de color azul, inmóvil en un rincón, me acerco a él, me ofrece la mano y se la beso, me habla en su lengua y no entiendo nada)

(en un sueño anterior, recorremos un río con las orillas llenas de cabras moribundas, viajo con gente que no conozco en una barca plana y larga, sólo tenemos que empujar los animales a la corriente para que se ahoguen pero se transforman en chicas llenas de heridas, vestidas con harapos, que intentan defenderse)

(hay que lanzar al agua a los perros grandes, alguien tira un cachorro de retriever marrón, el agua es poco profunda y salto para salvarlo, el perro tiene polla de persona adulta y tiene miedo, lo dejo en la orilla, tiembla, despierto)