jueves, 1 de marzo de 2012

(pienso en el italiano del rincón, sucio y aceitoso, incomprensible con su frío y sus pies desnudos. pienso en vicente sacando trombones bajo la luz amarilla, camino de la furgoneta aparcada en la plaza. pienso en los dibujos de tiza en la pared, llamaradas azules y naranjas a trazos finos, pequeñas explosiones sobre pizarra gris, chicos modernos de barcelona con chaquetas de lana y gorros de lana y gafas de sol y barbas y pantalones de tres tallas ridículas. pienso en gem —ella lo pronuncia shame—, es brasileña y deliciosamente culona y en cómo insiste en mi amor de treinta euros en un portal, la mesa y el café)

(pienso en las cabras enfermas y en cómo esas chicas se defienden, animales despellejados a medias y cómo el agua brilla en su piel llena de cortes. pienso en la polla del pequeño retriever marrón, nueve meses y polla de viejo sin ganas)

(la ciudad quiere arder, jóvenes terroristas encapuchados en el recinto de la universidad, criminales organizados pagados por bilbao, todo debería estallar de una puta vez)