(la polla de ese hombre joven y atlético es un trozo de carne hinchada y tumefacta, tripa llena de silicona y hilos de nylon que le confieren un aspecto entre siluro y charcutería, lentas inyecciones con veinte centilitros de felicidad, el escroto lacio y vacío, tinta gastada en un tatuaje mal cuidado, siete minutos y veintidós segundos de profundo interrogatorio acerca de la belleza inútil, la belleza enferma, la belleza mentirosa y abisal, una gota de sangre, el sexo ennegrecido y enfermo, cuarenta y cuatro kilos de carne podrida en su matadero)