lunes, 11 de octubre de 2010

autobahn. míriam conduce con atención, mirando fijamente la autovía, con el cielo gris oscuro a punto de desplomarse sobre nuestras cabezas. por el carril contrario, coches y camiones a una velocidad infernal. suena arcade fire —primero suburbs y después funeral— y a mí me da por pensar en qué sucedería, qué quedaría de nosotros en una colisión frontal contra uno de esos tráilers llenos de material químico, blancos y plateados como relámpagos

nada quedaría. bajo la ventanilla y juego con el aire y con la mano. es sábado por la mañana y hemos elegido vic para ir a dar una vuelta, el corazón de la catalunya interior, cerdos, putas y racismo en una ciudad aparentemente agradable para vivir. por la noche cenaremos en manresa con daniel y edurne y rafa y volveremos a casa cruzando el diluvio universal a las cuatro de la mañana, pero ésa sera otra historia, otra puta vida

(la jaula de los monos. míriam compró dos agendas iguales, dos moleskine tamaño cuartilla, una negra y otra roja, una para casa o asuntos personales, y otra para el trabajo. me pareció curioso —eso de establecer una distinción entre tiempos, espacios, obligaciones y rutinas me parece complicar gratuitamente la gestión de las horas—, tanto como muchas otras cosas que hace y a las que asisto, con una mezcla de perplejidad y ternura a partes iguales, en mi papel de espectador privilegiado)