jueves, 26 de agosto de 2010

sueño. es martes y he trabajado por la mañana. por la tarde tengo sesión de acupuntura pero le mando un sms a pablo avisando de que no iré. me apetece ir al cine, así que elijo uno que está cerca de casa, de esos de pueblo, de sesión doble y continua. estoy solo en la sala y en la pantalla hay algo así como una fiesta en blanco y negro, aunque no tengo la sensación de estar exactamente ante una película, sino ante una visión antigua, una imagen del pasado

the end. se encienden las luces y bajo por el pasillo central hacia el wc. hay tres urinarios y sólo uno está ocupado, el del centro. no puedo ver a la persona que está allí, de espaldas ante mí, pero sí sé que es mi padre. sígueme, dice, quiero que me acompañes

autopista. mi padre conduce un coche azul claro, grande, americano, de esos de antes de la crisis del petróleo. conduce muy lento, como siempre ha hecho, desafiando el sentido común y poniendo su vida y la de los demás en constante peligro. tengo una gran sensación de miedo

paisaje. bajo la ventanilla y miro el cielo de tormenta, gris plomo y hirviendo de electricidad en su vientre inmenso. al margen derecho hay un río sin agua flanqueado por dos paredes de hierba, con parejas follando allí, ajenas a nuestra presencia y al peligro que intuyo. también hay caminos por los que puede bajar un vehículo hecho de piedra lisa y clara. en los laterales, la hierba está quemada y rala, siendo el terreno muy irregular

has perdido el coche, papá. mi padre dice tomar una salida, pero se confunde y baja por uno de esos laterales. maldice largamente, pero el vehículo no podrá subir, así que tendremos que abandonarlo y seguir a pie. es en ese momento que empieza a llover y veo que a mi lado viaja alguien que conozco pero con quien apenas me une un vínculo, un tal pepet

huida. abro la puerta y sólo tengo la preocupación de salvar el portátil que llevo conmigo. éste cae al suelo, dejando una marca estrecha y negra, como de ceniza, en la tierra seca del lecho. intento subir agarrándome sólo con una mano pero me resulta imposible, así que muerdo con fuerza la funda de gomaespuma y subo sin dificultad. desde arriba veo a mi padre trasteando en el maletero abierto, lo llamo a gritos antes de que una lengua de agua sucia y barro arrastre todo lo que estoy viendo

despierto empapado de sudor. para colmo, me he meado encima. jueves, seis y media, buenos días