miércoles, 21 de octubre de 2009

una cerveza en un bar de cerdanyola. el bar vacío, rock'n'roll y el dueño leyendo en la barra. la televisión encendida sin volumen. el madrid gana, el madrid empata, el madrid pierde. raúl espera su quinto hijo, no sé dónde he leído ese detalle. míriam y yo hablamos, conversamos, nos escuchamos a ratos, nos rozamos los dedos, nos miramos a los ojos. hoy no estoy de humor pero me obligo a querer estar allí. ha sido un día de mierda en el trabajo, o ésa es la sensación que he tenido todo el tiempo. me pregunto cuánto tiempo más voy a aguantar así. menos mal de míriam, que con sus tonterías consigue hacerme reír de vez en cuando. hoy tiene frío, tiene frío pero no se abriga. me siento culpable de tanto que me quiere, por la paciencia que me demuestra. cenamos en el chino que está al lado del bar. ella disecciona con cuidado su pato a la naranja, apartando todas las cosas que no se comerá, amontonándolas en un plato aparte. no me gusta la grasa que no cruje, no me gusta el perejil, no me gusta la piel del limón confitado. en mi soja salteada no sobra nada. no hay nadie más aparte de nosotros. todo el mundo está viendo la televisión, me digo. todo el mundo está vestido de blanco imperial para la ocasión, así es el fútbol. trece euros con cuarenta que incluyen una botella grande agua natural y un té chino para entrar en calor. y el coche aparcado en a-tomar-por-culo