domingo, 18 de octubre de 2009

sopa picante con un montón de cosas nadando dentro. míriam y rosa disfrutan, se relamen, hablan de trabajo. yo jugueteo con un bol de arroz blanco incomible. no tengo hambre, bebo cocacola, iremos al cine a la sesión de las cuatro y diez. restaurante chino en la calle verdi, un poco por encima de astúries. me cago en la puta madre que parió a todos los artistas argentinos. en la mesa de al lado, un tipo que habla demasiado alto. así es fácil saber cosas de él que no me interesan en absoluto. definitivamente, si quieres ser alguien en esta vida, tienes que comprarte unas wayfarer de las de ver, no de las de sol

de vez en cuando digo alguna tontería. me duelen los huesos, las rodillas, los codos, las muñecas. pienso en los huesos de lorca. pienso en una ducha y una cama. pienso en un líquido caliente inundándome por dentro, en algo dulce llenándome la boca, en cerrar los ojos y dormir y zambullirme en una piscina templada y azul. pienso en lo poco que me gusta gràcia y sus calles llenas de gente, en la risa de rosa y en lo hermoso de la película que hemos visto

(tres años sin ver la luz del sol. sam bell se entretiene con la talla de maquetas. un juguete en un mundo de juguete. recuerdos prefabricados y una vida que se repite hasta la saciedad. amplios bucles de tiempo y círculos concéntricos. pienso en el futuro que le estamos dejando a nuestros hijos. pienso en todas las preñadas, en todos los carritos de bebé, en todos los pañales sucios en las papeleras de los parques, en todas las batas recién lavadas secándose en los tendederos de la ciudad. pienso en la manifestación de madrid, en el máster que míriam comenzará el martes, en cómo se parece la cola en la caja del supermercado a la cola en la puerta del cine y otro millón de cosas que sólo me acaba importando a mí)