viernes, 16 de octubre de 2009

(en la mesa de la esquina, el universitario argentino con dos moleskines llenas de letra apretada y regular, diminuta, meticulosa. frases cortas, combinando dos colores, azul y negro. un culo frío de café con leche. suena algo de rock'n'roll de los cincuenta —flash cadillac & the continental kids— y me invade el optimismo. es la banda sonora de american graffiti, neones, batidos y tupés. mònica está en el wc. pienso en el tipo de las moleskines. pienso en bruce chatwin. me dan ganas de vomitar todas las cosas que pienso)

al descargar el correo electrónico esta mañana, las palabras de llllaura, amargura y confesión en un río helado. no he podido responder nada. multitud de mecanismos de defensa activándose al unísono, los recuerdos agolpándose en las sienes, todo ahí, como una bomba que estalla y estalla y no se cansa de estallar, comiéndose mi vida. los monstruos no viven en nosotros, no: nosotros somos los monstruos