miércoles, 15 de julio de 2009

he comido ensalada y había hojas de color morado y trozos casi dulces de tomate. verdura de bolsa de supermercado, preparada y lista para comer. naturaleza y vida a sana a ochenta céntimos de euro

también un trozo de carne del que he cortado la mitad en pedacitos para dárselo a betty. ella no ha dormido nada esta noche, ahogándose y moqueando. el calor la aplasta a ella también

después ha llamado raquel. su relación con david se ha ido deteriorando hasta el punto de ser dos completos extraños en la misma cama. intento imaginar cómo es su intimidad, cómo son sus silencios. la última imagen que tengo de ella es del día de su boda, vestida de novia

la cabeza vacía y la memoria. no recuerdo nada de lo que he hecho esta mañana. soy incapaz de. las horas me pesan como plomo en la nuca. por el contrario, sí recuerdo lo mucho que me da por el culo la música africana y el calor al abrir la puerta del estudio, cuando todas las ventanas están cerradas y las persianas bajadas porque, en verano, siempre soy el primero el llegar. pienso en búnkers, en fosas comunes. pienso en lo que vale la vida en el fondo de un pozo

(si buceo tengo más imágenes de raquel, pero la que más me gusta es la de su sexo depilado, una imagen táctil preciosa que casi se ha convertido en lo único que puedo retener de ella)