domingo, 19 de julio de 2009

el borovnice, licor de arándanos típico esloveno, condiciona todo el fin de semana. míriam sale con sus amigos y yo elijo quedarme en casa, con la confortable seguridad de tener un wc a menos de diez metros. en el trenta-tres, un documental sobre can tunis que me hace vomitar. después, dos mil uno, una odisea en el espacio. ontología en fotogramas y bostezos para acabar de fundir la noche del sábado. míriam llega a las seis de la mañana, me abraza y se ducha. yo sigo durmiendo hasta las nueve. he soñado con edificios abandonados o algo así

(me muevo por la casa a oscuras, tan sólo la luz de la televisión encendida y la del portátil. con el móvil sin batería, la sensación de aislamiento es mayor aún)