domingo, 24 de mayo de 2009

descanso sin descansar realmente. despierto a las cuatro de la mañana y consigo llegar al wc. me resulta imposible volver a dormir. me ahogo y me duele el vientre, me pican los ojos, la nariz. chirrío. encendería la televisión pero no quiero despertar a míriam. que pasemos juntos los fines de semana se ha convertido en la dinámica habitual. en su mesita de noche, el despertador de leds rojos marca las cuatro y veintiocho, pero no hay nada seguro en esta casa. de todos los relojes —muchos, uno o varios en cada habitación, más los que se encuentran en los temporizadores de la calefacción y demás aparatos eléctricos—, sólo uno, el pequeño de la cocina, marca la hora correctamente. el resto suelen tener desfases que van desde los cinco minutos a la media hora. incluso hay varios que señalan las diez y media de la noche a las ocho menos cuarto de la mañana. encontrármelos es como tener que luchar constantemente por un tiempo en el mundo

(viajes en el tiempo. escucho el porqué de mis peinados. creo que es mi disco favorito de sr. chinarro. creo que el corazón me deja de latir cada vez que lo escucho. como ahora)