domingo, 29 de marzo de 2009

una librería en la que los espejos gigantescos del techo reflejan personas durmiendo en camas grandes, personas empapadas de sudor, personas inquietas que aparentemente no están en ningún sitio, sólo atrapadas en ese espejo. a mi alrededor, sólo pasillos llenos de libros y una puerta que lleva a una calle estrecha. acaba de llover y sé que yo he dormido en una de esas camas

camino por la calle. sé que al final hay una plaza y allí una casa. un incendio apenas ha dejado nada de lo que recuerdo, tan sólo paredes negras de humo y ventanas rotas por el calor. en la parte de abajo alguien ha montado una tienda y entro. la dependienta tiene un moño blanco y zapatos con hebillas plateadas. ya no tengo hijos, dice

willi es alguien a quien no conozco pero que aparece a veces en mis sueños. alguien que sólo vive dentro de mi cabeza y que no se corresponde con nadie en la vida real. willi está sentado allí y me habla. tengo un par de zapatos rojos para ti, me dice. deberías venir conmigo y probártelos. sabes que nunca te he engañado. willi siempre se llama willi y tiene los ojos grises

despierto. apenas es de día y llovizna. me ducho y desayuno leche de almendras. me siento bien: huele a pan caliente