llueve. el círculo de diez centímetros de diámetro ha desplazado su centro hacia arriba, situando el ombligo en el extremo inferior de una órbita imaginaria. el dolor ahora es rojo, perfectamente redondo y mordiente, un dolor de esos que quiere salir y mirarlo todo con ojos de amenaza antes de salir corriendo y esconderse. se me llena la boca de saliva, me quita el hambre, me sienta y me encoge. la boca seca, nada mejora y los párpados pesados se llenan de lágrimas por no entender nada. buenas noches