domingo, 1 de febrero de 2009

llueve. el círculo de diez centímetros de diámetro ha desplazado su centro hacia arriba, situando el ombligo en el extremo inferior de una órbita imaginaria. el dolor ahora es rojo, perfectamente redondo y mordiente, un dolor de esos que quiere salir y mirarlo todo con ojos de amenaza antes de salir corriendo y esconderse. se me llena la boca de saliva, me quita el hambre, me sienta y me encoge. la boca seca, nada mejora y los párpados pesados se llenan de lágrimas por no entender nada. buenas noches