domingo, 11 de enero de 2009

llovizna en la calle. la manifestación ya ha terminado. hablamos de treinta mil personas que se diluyen entre el río de gente que busca la oportunidad de sus vidas en forma de unos zapatos rebajados. en el fnac están todos los libros que necesitaría llevarme. están también las cero ganas de las colas infinitas. elijo volver a casa y leer un poco en el tren. minutos después, un chico muy joven cantará una canción de oasis con una guitarra de cuerdas de nylon. después de eso, ya nada será importante. el sábado termina así, con su voz dulce