lunes, 22 de septiembre de 2008

soñé con tu abuelo, me dice mi madre. al final de una calle oscura, con farolas amarillas, un hotel frío y enorme, oscuro, quizás una pensión. él estaba dentro encogido, como triste, apagado. por qué no me traes una manta, hijita? y sí, fui al coche y cogí la manta que siempre está en el maletero, la que compramos en colombia con tu padre. por qué no enciendes una estufa, vida? aquí no podemos tener estufa, y entonces sonó tu despertador

la escucho atentamente. a veces sueño con tu abuela, continúa. siempre está comiendo judías y nunca me ofrece. ella odiaba las judías. parecen sueños tristes, le digo

las ocho de la mañana. me ducho mientras intento retener los escasos recuerdos que tengo de sus padres. esos sueños me parecen trampas que vienen a cazarte, que no quieren dejarte descansar. pienso en decírselo pero al final no. nos despedimos. es lunes y es otoño y lloverá