viernes, 12 de septiembre de 2008

en el buzón, el catálogo de ikea. toda la vida en trescientas setenta páginas y mi felicidad hecha de muebles baratos y colores bonitos. la funcionalidad de la vida moderna, donde todo está al alcance de tu mano y nada tiene por qué durar toda la vida, al contrario: lo que hoy sirve, mañana no. una república independiente donde dejar entrar a cualquier puta

(me gusta llamarla así y a ella también, como un elemento más del atrezzo del que siempre vestimos nuestros encuentros. relaciones humanas hechas mierda y pegajosas como sólo pueden serlo los coños que no amo, calientes y negros como el alquitrán. es imposible que me corra, le digo, y empiezo a vestirme, dejándola sola en mi habitación. ella aún vibra mientras se pone las sandalias. he perdido totalmente el respeto por mi cama. antes era un rectángulo de paz y ahora puedo encontrar cualquier cosa, más o menos como si me miro al espejo con la boca abierta: el cielo lleno de gusanos y mi lengua muerta)

(también vino les y hablamos un rato en el sofá. hacía mucho tiempo que no estaba a cuarenta centímetros de él. les es una cuerda tensa que me une al mundo)