martes, 9 de septiembre de 2008

begoña estará unos días de vacaciones en palma. días en los que apenas mantendremos contacto porque serán unas vacaciones familiares, con josé y aitana. ella dice que hará mal tiempo, pero ya no sé si se refiere a algo en las nubes y el tamaño del sol o, por el contrario, es un estado interior derivado de sus tristezas. a veces me pregunto cómo su marido no se da cuenta de que el equilibrio es cada vez más precario

ojos que no ven, corazón que no siente. esta tarde tuve sesión de acupuntura. le resumo los últimos días y pablo clava las agujas en sitios diferentes a los de la última vez. me quejo vagamente por el dolor. una gota de sangre color rubí. él enciende una lámpara de luz naranja que quema como una explosión termonuclear. yo me quedo dormido en una nube dulce, casi de jaco, para despertar tres cuartos de hora más tarde empapado en sudor

esta noche tuve fiebre. soñé con caras conocidas pintadas de rojo, como una fiesta lenta en la que no sucedía nada. unas escaleras infinitas y oscuras llenas de gente muda y todo el frío del mundo, imposible huir de ese frío que te pincha la espalda, que te quema los labios, que te quema la puta sombra que ya ni dejas en las paredes. no hubiera ido a trabajar pero sí, siempre hay drogas que calman

la mañana en una nube. efferalgan de un gramo y dos gelocatiles de seiscientos cincuenta. el sudor me mancha las ganas de vivir, sin luces, sin música. por fin es viernes