sábado, 12 de enero de 2008

volvemos en el metro a las diez y media de la mañana. daniel tiene marcada en la cara la estructura de rejilla del sofá de juank. yo he tenido más suerte y he dormido en la cama de la habitación pequeña. hablamos de cómo se meten los vagones en los túneles, pregunta capciosa donde las haya. yo miro a la chica embarazada de delante mío. ella, con un abrigo de piel de algo, unas botas altas y tetas que están diciendo fóllanos, despierta al tigre que hay en mí. nos reímos, hacemos transbordo, nos bajamos en urquinaona, cogemos el coche, aparcado desde ayer en la zona azul. acceso de tos

nos perdemos inexplicablemente al salir de barcelona. nos perdemos porque, en el fondo, venimos perdidos desde mucho antes. por eso bebemos de bar en bar, tanto que, al final, los ojos son cristales desteñidos y llenos del humo de los cuerpos que arden

de argentinos y mexicanos, que la capital está llena