domingo, 20 de enero de 2008

sant cugat es un pueblo en el que te salen branquias por la humedad. cenamos en la crepería de las ocasiones especiales. en la mesa, anécdotas, batallitas y chismorreos. estoy con mucha de la gente que quiero y tengo que ser feliz y sí, lo soy. que a veces me quede con cara de asco sólo quiere decir que me desconecté por un momento y no supe volver

regalos en dvd: tan lejos, tan cerca, de wim wenders; magnolia, de p.t. anderson; mi madre, de christophe honoré. una novela gráfica, la tetería del oso malayo, de david rubín. un disco, la edición de coleccionista de unknown pleasures, de joy division. muchas gracias a todos, no hacía falta, besos, os quiero de verdad, aunque sea un viejo quejica y más que gruñón

una cerveza en un bar que es el infierno de lynch. una puerta de madera, otra, un sitio pequeño lleno de gente hiperpuesta. en la planta de arriba -con apenas tres mesas-, un mural alucinado y torpe de conejos jugando a las cartas. enfrente de nosotros, dos tipos se meten rayas mientras conversan. nosotros acabamos hablando de política. dos marujas bailan como strippers. el camarero nos cobra a ojo. otro juega a billar. tiene un ojo de cristal mucho más grande que el otro y desteñido. me lo imagino encima de mí. arcadas

la última en el local, claro, donde tino pudre su juventud hasta tarde. canciones bonitas de josé gonzález en el camino de vuelta. en ese momento de cristales empañados y carretera solitaria se va todo a la mierda

el dolor, mi viejo amigo, viene a sentarse a mi lado. te llena como te llena el amor de una madre. sientes la que la vida se te escapa por el culo y que no podrás hacer nada para evitarlo. hacía días que no me pasaba, días en los que estaba realmente bien. había hablado con isa por la tarde y un trocito de la conversación había girado, precisamente, alrededor de eso, de lo bien que estoy. creo que yo marcharé para casa, digo. les me nota descompuesto y me acaricia la rodilla. siento que esta noche acabe todo así, lo siento de verdad

dolor, uno grande y rojo, tan rojo que es imposible seguir vivo después de. hemorragias bestiales hasta las tantas, temblores por una fiebre que ha venido de improvisto, una sensación de frío atroz. quiero ducharme con agua hirviendo y acurrucarme, como si fuera volver al claustro materno, a oscuras para no ver, no sentir

es horrible. en los calzoncillos nuevos hay sangre. la mancha sobre la tela blanca me recuerda a una flor y a primavera, pero todos sabemos que no es así. no sé en qué momento ha sucedido. me pongo a llorar bajo el grifo. por primera vez en un montón de tiempo tengo pánico, un miedo animal a algo desconocido que ha anidado en mí y que no me quiere dejar. siento explicar estas cosas. buenos días