sábado, 22 de diciembre de 2007

tiene unos ojitos que no le caben en la cara. jazmín sala, la cajera del habitat a la que pago el regalo de daniel y edurne (un horno de terracota para pollos), me roba el corazón con el color de su piel, oscuro como el de los hindúes. sonríe cuando me dice que tengo que firmar aquí, y señala aquí, un trozo en blanco en el ticket de compra. sonrío cuando le digo que eso de ahí al lado y que apenas se ve —una raya vertical cruzada por una horizontal— es mi firma. sonrisa y ah de sorpresa de jazmín, la bolsa roja y dentro de un ratito veré a rafa, con las manos en los bolsillos