domingo, 2 de diciembre de 2007

S y su hermana, a quien no conozco, y yo, los tres en una terraza. una mesa de metal brillando con el sol que ciega sin calentar. sillas a juego, con las patas levemente oxidadas por debajo. tazas blancas y vasos. no hay nada más, tan sólo la conversación de la hermana de S. la miro sin entender. llega lejano el ruido de la calle. me abraza y me besa, entregándome una bolsa con varios sobres de colores. su lengua es un animal calentito. aquí está todo lo que me pediste, dice. gracias. intentaré devolvértelos pronto. S, mientras, hace fotos a algo que está a lo lejos y podría ser, perfectamente, nada. despierto. esta vez sí, ya es de día