lunes, 26 de noviembre de 2007

mi jefe vuelve a trabajar. su gripe está casi vencida y sólo le queda algo del frío ése que no se va nunca del cuerpo. así las cosas, vuelvo a ser el último mono de mi empresa, gris y encadenado a una rabia que me cuesta controlar

a pesar de eso, todo está bien. obtengo beneficios, mato las horas, hago cosas bonitas. un plato de comida, un techo, una conexión a internet. es tal el miedo que tengo a perder, que he acabado haciendo del podría-ser-peor toda una concepción del mundo, las nueve casillas del tres en raya

una imagen de libertad. estoy en tarragona, en el mirador. no miro hacia abajo porque tengo vértigo. intento contar las olas que apenas encrespan el mar. a mi alrededor hay gente, se hacen fotos, miran poéticamente las olas abrazándose, se esperan subiendo las escaleras para comer juntos, para desayunar. yo sólo quiero estar solo y lo he conseguido, allí, en medio de tanta gente, aquí, en una empresa que es mi gulag interior