jueves, 25 de octubre de 2007

hay aviones que no se tendrían que caer nunca, que tendrían que seguir volando para siempre

no sé cómo decirlo, porque el día es una mierda, pero es jueves y sólo esa perspectiva, la de tener tan cerca un viernes y un sábado y un domingo esperando enteritos para mí, me emociona y me acelera. no es que vaya a hacer algo especial, no, pero eso da igual, porque estoy harto y excitado a partes iguales. he adelantado un montón de trabajo. en la mesa sólo quedan las cosas que son realmente poco urgentes, pero es como si tuviera la cabeza de alguien entre las piernas y estuviera perdido en su boca y a punto de estallar todo el tiempo. nada de tonterías románticas, el amor verdadero, el te ha pasado antes y todas esas gilipolleces que sólo te llevan al desastre. tampoco nada que pensar. sólo dejarme llevar por esa mamada que tengo enquistada en la cabeza y que me hace ser muy poco persona y sí muy animal, muy cerdo. contradictorio, sí, porque odio que me la chupen, me da miedo, pero hoy soy incapaz de ver más allá de esa boca brillante, caliente y húmeda. tengo hasta miedo de mirar hacia abajo mientras escribo. por dios, qué asco. jadeo como un perro y el día se me va a caer encima, pero me da lo mismo. quiero que diluvie y me limpie por dentro, quiero que alguien me la chupe, quiero que sea viernes a las tres dentro de un minuto, quiero un millón de cosas y todas ya

estoy solo en el estudio. escucho a otis redding. busco fotos suyas. tiemblo con su voz. eufórico y peligroso, así es