sábado, 27 de octubre de 2007

ayer o antes vi a sebastià. toda la vida vendiendo colchones le dibuja una curva desesperanzada en la espalda. sonríe porque toca sonreír, pero está hasta los huevos de trabajar hasta las nueve de la noche cada día, horario de tienda, sábados incluidos. el traje parece gris marengo con rayas finitas un instante más claras, un traje caro y bonito, pero es una ilusión óptica. realmente, el traje de sebastià es de plomo, del plomo de la vida, de la madera triste de las cajas de los muertos, del humo caliente cuando todo arde

ambos tenemos las manos frías cuando nos las estrechamos con dos sonrisas que apenas se miran, hasta pronto, cuídate, claro, tú también