miércoles, 29 de agosto de 2007

en barcelona llueven gotas gordas que se estrellan en el suelo de una manera triste. he estado en sants estación gestionando la devolución del importe de un billete en concepto de indemnización por un retraso en el trayecto. el despacho de atención al cliente está en una esquina de la parte central de la estación. allí, una informadora con plaquita en el pecho, bajita y rubia, me corta el paso. le pregunto si puedo pasar y me dice que sí. me pregunta para qué mientras la esquivo. no entiendo muy bien por qué, porque sé seguro que habitualmente no soy así, pero le respondo y a ti qué coño te importa. ella me grita que me ha tratado con educación, mientras me sigue, la gente me mira y yo me siento raro, con una mezcla de excitación y vergüenza por lo que acabo de hacer mientras me pongo en la cola mínima (sólo hay una persona delante de mí)

al salir, la gente me seguía mirando. he avisado a mònica para vernos en una hora en el napoleón, a lo que ella me ha contestado que se acababa de levantar y que iría tarde, así que le he respondido que mejor el sábado, a lo que ella me ha dicho sí. ya no he contestado a ese mensaje

las estaciones de tren son horribles