miércoles, 18 de julio de 2007

firmé esta mañana. en la calle hacía calor, más que otros días. el notario bromeaba acerca de lo mal que aparca. a mi izquierda, el director de la oficina bancaria sonríe algunos chistes. a mi derecha, el vendedor, representado por poderes en la figura de un señor con bigote blanco que tartamudea y habla de sus tres hijos. yo llevo una converse de color rosa y hablo poco. bromas sobre lo bien que me vendrá un piso de propiedad para encontrar novia. sí, en eso estaba pensando. bromas también sobre los hippies forrados de dinero que viven en ibiza. anécdotas de juventud de las que me abstraigo pensando en un gran vacío blanco y blando

todo queda saldado en cuarenta y cinco minutos. firmas, papeleo y cuarenta años como cuarenta puñaladas. cuarenta años sin las soluciones mágicas de la gente, sin conejitos preñados de billetes en chisteras tristes