viernes, 5 de junio de 2015

(la palabra de dios, sí: cada fotografía en ese libro —rojo, sucio, deshojado— es una cárcel con niñas atrapadas en el recto, con monjas como lobos mordiendo sus vientres y sus manos, con curas bendiciendo con saliva sus bocas asustadas y sus pechos pequeños, sus coños minúsculos y tristes. niñas que miran a la cámara sin sonreír, con ríos de llanto entre los muslos, sobre las heridas en la frente, con la lanza clavada en el costado)