sábado, 3 de enero de 2015

(las catacumbas bajo el aeropuerto ahora son cuidados espacios, librerías y tiendas de souvenirs con el techo de mosaico. el mar está cerca, apenas detrás de las ruinas romanas. adolescentes que se zambullen desde la muralla, agua oscura y ruidosa que me hace pensar en aviones que caen en algún punto en mitad del atlántico, sin supervivientes ni restos, desaparecer para siempre a cuatro mil metros de profundidad)

(el cielo está lleno de aviones que vuelan tan bajo que podemos ver cómo el piloto nos saluda desde la cabina. el vuelo a los ángeles dura catorce horas. durante todo ese tiempo, mis constantes vitales se reducen al mínimo)

(no tengo miedo. el mosaico reproduce una escena de caza en la que un ciervo es atrapado por una jauría de perros. el dolor dura para siempre en lo más profundo del bosque. despierto empapado en sudor, como si hubiera nadado durante horas hasta la superficie)