sábado, 20 de diciembre de 2014

(imágenes vagas de un restaurante vacío en el que esperamos a que deje de llover. las paredes son de madera y papel; ona, en su carrito, duerme. es una repetición más o menos deforme de escenas recientes, en las que el bienestar es la emoción predominante)

(las mismas paredes que antes eran de madera y papel ahora son de hormigón visto con cables eléctricos como grandes serpientes negras colgando de la oscuridad. fue aquí, dice fernando garcía. las sacrificaron aquí, insiste mientras me enseña imágenes borrosas de la muerte de su hija en una tablet: miriam garcía, una niña de catorce años ahogándose en el cuerpo de una anciana sin dientes, carne en movimiento, llanto y vómitos blancos sobre una polla que parece no tener fin)