sábado, 1 de noviembre de 2014

(el yonqui roberto bolaño escupe en el suelo, forma un charco de saliva que se desliza un poco calle abajo, una gigantesca ola de baba al llegar a mis pies, dejarme llevar, flotar o hundirme, calmarme de todos los síntomas, muerto empapado en el día de los muertos)

(roberto bolaño, que es idéntico a roberto bolaño si no fuera por las piernas hinchadas después de mil años de jeringuilla y coches abandonados y sótanos de puertas siempre abiertas, se sienta en el único banco libre en el parque: niños de todos los colores pasan a través de él, aúllan ecos con la cara pintada de blanco)