sábado, 7 de diciembre de 2013

(escucho a los swans hasta que las piedras se aburren de tanta electricidad y en la televisión nelson mandela muere entre flores y vuvuzelas y en la calle arrastra un carrito de supermercado lleno de chatarra y flota a la deriva en el estrecho a las dos semanas del naufragio y muere en el desierto una y otra vez para resucitar en una mezquita de bangui un segundo antes del machete. escucho a los swans hasta que me canso de ser michael gira pidiendo más volumen y me concentro ciegamente en el pasillo de la carne del mercadona, con todos nosotros envueltos en plástico y porexpán, listos para consumir, para seguir consumiendo)