martes, 13 de agosto de 2013

(la hermosa sensación de velocidad sobre el skate —una preciosa madera indian longboard, fabricado por john ketcham justo después del descubrimiento, con ruedas bajas de madera y silicona— mientras desciendo la calle mandri hasta la biblioteca modernista donde trabaja núria, con el suelo de mosaicos de colores brillantes y las estanterías llenas de libros que no encontrarás en ningún lugar del mundo)

(ahora estamos en una terraza, mesas de metal y adolescentes de buena familia que escuchan hardcore, olvido la tabla, regreso corriendo, está rota por la mitad dentro de una papelera, sé que ha sido él —el peor de todos, un animal flaco, de pelo largo y zapatillas caras, con un collar de serpiente, naranja, negro y blanco a intervalos venenosos—, golpea mi garganta con un dedo de cuchillo, empiezo a toser, escupo y despierto con ganas de orinar)