sábado, 20 de julio de 2013

(estoy en la cárcel y no es muy diferente del estudio donde todavía trabajo, grandes pantallas azules en las que una barra se desliza lentamente, indicando un proceso que no hay que interrumpir, alguien llama por teléfono, traerán colchones nuevos y hay que pagarlos al contado, antes todo era mejor, una vez llevamos tres contenedores hasta una isla y un ingeniero nos pagó ciento once mil euros, estaban llenos de almohadas, había dedicado su vida a las patentes, dice el transportista, es otra calle sin salida, añade, despierto)

(el día clarea, cuarenta y tres, treinta y siete, veintisiete, cuarenta y uno, setenta años es toda una vida, setenta años en el infierno, sonriendo a mi pesar)