miércoles, 4 de abril de 2012

(a las once de la mañana, una llovizna fina y guarra, día intenso de trabajo, sueño y duermo a socavones, me arrancaría los brazos y las piernas y la cabeza, los metería en una caja, sería sólo un tronco tranquilo que buscaría quedarse quieto en la cama, respirando contra la manta marrón, sobre el musgo, los días y las jaulas)

(dormir y masturbarme, sólo querría eso. cerrar los ojos y fumar. suena brahms en la radio, apenas un murmullo resbalando por las paredes del estudio, soy el hombre impermeable)

(son las siete de la tarde, lavo los platos, ordeno la cocina, llego a casa tambaleándome y saludo a blas, siempre está en la puerta, limpio el teclado con alcohol —antiséptico general para pieles sanas, uso externo—, enciendo el ordenador, descargo el correo, ahora vamos a encontrar un lugar seguro para apretar y ahogar)