domingo, 5 de febrero de 2012

(sueño con la conferencia de bienvenida al nuevo curso de la facultad de arquitectura, lento discurso a cargo del rector, glenn scottini, listas en el tablón de anuncios con los alumnos que harán trabajos voluntarios en este semestre, mi nombre aparece entre los nombres de los que recogerán leña para el profesor scottini y dos más, los que viven en el bosque)

(la facultad está a las afueras de rubí, en el extremo opuesto a la estación de tren. hay autobuses lanzadera que conectan el núcleo urbano y la extensión universitaria, un milagroso edificio de microcemento y placas de pladur negro construido en una sola noche)

(si subes unos escalones y apartas un gran telón, entras en el aula magna. me quedo fuera, me apetece fumar y aprovecho ese trocito de pasillo. detrás de mí está el bar, un espacio con mesas dispuestas según una cuadrícula dibujada en el suelo, ahora vacío, lleno dentro de un rato)

(entre la gente que va saliendo de la sala distingo a josep garcía, no sé qué habrá sido de él, cuando era apenas un chaval me llamaba la atención porque fumaba en pipa y siempre vestía de camuflaje, una mezcla de soldado y cazador, decía que estábamos en guerra y que sólo era cuestión de tiempo)