martes, 7 de febrero de 2012

(al principio reducimos las conversaciones al frío para no hablar de otras cosas, monstruos que se esconden debajo de la cama, nos tocamos el brazo, sonreímos, nos acercamos los unos a los otros, resoplamos, bebemos té muy dulce, poco a poco recordamos nombres de personas, los apuntamos en una libreta de grandes hojas cuadriculadas con un bolígrafo azul que apenas escribe, son los últimos veinte años y están allí, perfectas palomas muertas)

(al volver a casa, sólo polvo de estrellas en las mejillas, una chica habla por teléfono mientras un perro diminuto mea en una valla, creo ver a nu nu escondiéndose, el corazón apreta los dientes, se derrama)

(podan los tilos y las ramas se reducen a muñones tristes y vacíos, la materia de tàpies, las preguntas sin responder, los niños que tiran las piedras y esconden las manos, los caminos que atraviesan el bosque, las casas de chocolate y las brujas dentro de uno)