(al principio reducimos las conversaciones al frío para no hablar de otras cosas, monstruos que se esconden debajo de la cama, nos tocamos el brazo, sonreímos, nos acercamos los unos a los otros, resoplamos, bebemos té muy dulce, poco a poco recordamos nombres de personas, los apuntamos en una libreta de grandes hojas cuadriculadas con un bolígrafo azul que apenas escribe, son los últimos veinte años y están allí, perfectas palomas muertas)
(al volver a casa, sólo polvo de estrellas en las mejillas, una chica habla por teléfono mientras un perro diminuto mea en una valla, creo ver a nu nu escondiéndose, el corazón apreta los dientes, se derrama)
(podan los tilos y las ramas se reducen a muñones tristes y vacíos, la materia de tàpies, las preguntas sin responder, los niños que tiran las piedras y esconden las manos, los caminos que atraviesan el bosque, las casas de chocolate y las brujas dentro de uno)