viernes, 20 de enero de 2012

(sueño con pepe candía —trabajé para él hace años, se preocupaba por sus trabajadores, testigo de jehová, un buen tío—, él insiste en ir a vilafranca, no volveremos tarde, tiene que ver a una chica ucraniana que se prostituye en un almacén de pinturas, no tengo nada de ganas porque quiero estar pronto en casa y no necesito saber de esa chica, pero no quiero que pepe vaya solo, así que sí, accedo. en el sueño, vilafranca está cerca, se llega sólo con desearlo, hay gente que come en la calle y ni rastro de la chica porque está limpiando en casa de un cliente, eso dice un hombre grasiento que vive detrás de unos barriles azules, como de material químico, así que pepe decide esperar, lee su edición gastada de la biblia mientras camina en círculos, el sueño se transforma en algo que tiene que ver con mi trabajo, con preparar pdfs de todo lo que hago cada día hasta que me asfixio y despierto, son las cuatro, cada vez que cierro los ojos ahí está la rutina y la tensión de hacer las cosas bien y que todo el mundo lo sepa)