martes, 11 de octubre de 2011

(no quiero que me hables porque no tengo nada que decirte, le digo a mi madre mientras como, ella me imita como si tuviera cinco años y se levanta de la mesa, me mata y yo la mato, insistimos en matarnos, apoya la pistola de mi hermano en mi frente mientras duermo, un poco de matarratas en la sopa agria, yo la asfixio con cualquier cojín babeado, tiembla y deja de moverse, sesenta y ocho años en la cárcel, corremos como fantasmas por el piso vacío a las seis de la mañana, las tres de la tarde, las once y cuarto de la noche, no nos tocamos, no nos miramos, no tenemos nada que perdonarnos porque no tenemos nada)