martes, 27 de septiembre de 2011

(un campo de tierra como cuando éramos pequeños, un camino asfaltado a modo de línea divisoria que se pierde en la distancia, chiquillos que lanzan piedras, guijarros que vuelan, mi ojo izquierdo estalla, mi boca estalla, caigo al suelo, no siento nada, despierto, son las seis de la mañana, me toco la cara, sueño, imagen recurrente, desayunar de cualquier manera)

(antes de eso, jaume vila entra llorando en el restaurante, también su pareja, su hija en un carrito de color azul tejano, él siempre tan pulcro y ahora despeinado y con los ojos rojos, encharcados, sin gafas, camina descalzo, se sientan en mi mesa, visto de negro, leo la torah, busca el levítico veinte)