viernes, 9 de septiembre de 2011

(sueño que estoy en la cima de una montaña y siento que no puedo bajar, que no podré bajar, demasiado vértigo, hay una chica conmigo, alguien a quien conocí hace tiempo, cien años, irene, ella baja sin problemas, yo elijo despertar porque sé que nada es verdad, son las seis de la mañana, seis y cinco, tengo retortijones, el último plátano de la nevera para desayunar)

(antes de eso estoy en un supermercado con un carro lleno, bolsas blancas llenas de comida. es allí que encuentro a irene, yo te llevo, es un coche deportivo, un volvo deportivo)

(antes de eso estoy en casa, no es mi casa pero sí es un hogar, luces tenues y madera en suelo y techo, mi madre sonríe y yo estoy contento de poder hacerla feliz, en la nevera sólo hay pieles de piña, he podido comprar esa casa pero no nay nada para comer, el ascensor me deja directamente en el pasillo de la entrada de un mercadona)

(irene conduce y elige un camino de piedras, el coche se mueve sin dificultad hasta que estamos al borde de un barranco y no hay vuelta atrás, hay otro coche que se atreve y baja sin dificultad aparente, irene también lo hace, yo siento miedo)

(después de eso vienen los bucles, las espirales y las simas, es viernes, es la libertad ganada a pulso. libertad para qué? libertad para hacerme una paja y sentir asco cuando me sale la culpa como una nubecita blanca, libertad para no ir aquí y no ir allí, libertad para limón o vinagre en la ensalada)