jueves, 31 de marzo de 2011

como diez correos electrónicos sin responder en la bandeja de entrada del thunderbird mientras pienso en mover los canales en el tdt del televisor del cuarto, me tumbo en la cama, hay chiquillos que gritan en el patio mientras juegan con una pelota que rebota en la baranda ahora y también, muevo los pies, me masturbo, caliento té y pienso que dos pastillas serán perfectas para reblandecer la tarde, son de color rosa y se deshacen rápido en la boca, muy amargas, las grandes maravillas de la química farmacéutica

pienso en jeremy como muchas otras veces estos días, jeremy, la verdadera aristocracia del punk, sus silencios largos y su negativa a crecer. pienso en eva, su exnovia loca, a veces nos vemos por el puente, a veces saluda, a veces no, forma parte del trato, la última vez que hablamos fue una tarde en el mcdonald's del polígono —me gusta ese sitio, tan lleno de gente y tan vacío como una fosa común: es perfecto para empezar una nueva vida en ningún lugar—, ella estaba con un marido y un niño y tres menús con patatas y cocacola grande, la gente sonríe cuando no tiene mucho que decir

hay un par de libros en el suelo, ambos de tao lin, ambos una mierda que no puedo acabar de leer. me sorprenden las críticas estratosféricas y galácticas en las revistas intelectualmente preparadas y en los blogs de moda, me sorprende lo fácilmente impresionable que es la gente, me sorprende la necesidad de ídolos, antes era dios, ahora el chino loco, me sorprende que nadie diga que tao podría morir mañana y nadie se acordaría de él dentro de dos años

jugueteo con la última versión de illustrator durante horas, en la calle hace un día agradable, pienso en esa vez que fui al cine con raquel y esa película, el regreso, de andréi zvyagintsev, fue al principio de todo —me daba vergüenza caminar con ella de la mano, sentía la diferencia de edad como un cuchillo en las costillas— o al final, ya no recuerdo. la imagen de ivan en el campo de trigo, el cielo azul, las nubes altas y esponjosas, esa película se reduce a esa imagen y a raquel tomándome de la mano, poco más, soy ivan y me estalla la cabeza

hoy me he mirado al espejo y creo que he envejecido diez años en los últimos dos meses. mientras escribo estas palabras ha llegado un último correo electrónico que me anuncia que está a punto de pasarme algo increíble, será un cáncer o algo así