domingo, 23 de enero de 2011

(sueño que estamos encerrados en un hotel mientras nieva. hay televisiones encendidas en las que un canal de noticias habla del temporal. estoy en el salón, hay gente que conozco y gente que no y a través de las grandes vidrieras se puede ver cómo la noche se vuelve blanca)

(te he estado buscando, me dice S. nada de lo que puedas hacer es importante, añade. es como una gran bola que ha echado a rodar ladera abajo, es cuestión de tiempo, sencillas leyes físicas acerca del movimiento, termina. ven, quiero contarte algo, y me toma de la mano, llevándome por un pasillo abovedado de suelo metálico y paredes de color granate oscuro, con luces halógenas en el techo como un rastro de miguitas amarillas. es la historia de húry)

(húry, el viejo cazador de lobos, tiene un judío enseñado para esa tarea y es el mejor judío, nadie puede dudar de ello. juntos recorren los caminos que unen los diez bosques que forman su mundo —hoy sería hungría, pero para húry es sólo una parte más del imperio; es mucho antes de la guerra, la gran guerra— y el judío sigue el rastro de los lobos, sólo tienes que cerrar los ojos y sentir el frío, puedes, F?)

(despierto. son las cuatro de la mañana, tengo diarreas, me miro en el espejo del cuarto de baño mientras me derramo. siento que mi vida pesa cero gramos y que necesito llenarme de amor hasta ahogarme, como si el agua me encharcase los pulmones, la piel azul de asfixia)

(intento dormir, quisiera masturbarme pero no siento deseo, hace tiempo que no siento deseo, que mi polla es un animal vacío, una piel seca. míriam duerme a mi lado, busco su contacto, el dibujo del edredón es de hojas y arabescos anaranjados sobre un fondo blanco roto, la cabeza me da vueltas mientras nu nu sueña)