miércoles, 2 de junio de 2010

leo que un taxista ha matado a doce personas y herido a otras veinticinco antes de suicidarse. sitúa la acción en lugares anodinos del norte de inglaterra —cumbria, rowrah, whitehaven, seascale, egremont, boot— y búscalos en el google earth para seguir perdiendo el tiempo

(me miro en el espejo. he dejado pasar un día más la visita al dentista y pedir hora para que me limpien la boca. la suciedad se esconde y sedimenta, pero no sólo en los dientes. en el estudio hace demasiado calor y me paso el día huyendo. los mapas son de puta madre para eso)

(perder el tiempo quiere decir plantar judías en un tiesto de quince litros y empapar bien la tierra. quiere decir cobijar la albahaca bajo el naranjo. quiere decir tender las toallas rojas recién lavadas y fumarme un cigarro en la terraza y marearme mirando hacia arriba, hacia el cielo azul amarillento que tanto me gusta. quiere decir desinstalar toda la mierda de adobe del mac y volverla a instalar actualizada. quiere decir pelearme con el correo electrónico y hacerme una paja y coger la guitarra y calentar agua y el baloncesto y el teléfono y la cena y poco más, qué corazón tienes)