lunes, 28 de junio de 2010

esta tarde ha estado isa en casa y hemos salido un rato a tomar algo —ella, un vichy con una rodajita de limón; yo, un nestea— a una terraza cerca de aquí. mientras conversábamos, un río de gente iba haciendo escalas en el cajero de la caixa que estaba justo enfrente. me ha llamado la atención la pareja con perro: todos, caniche incluido, embutidos en camisetas de la selección brasileña. el animal llevaba, además, unos calcetines azules. ha sido más o menos entonces cuando nos hemos ido, aunque creo que yo me había ido un ratito antes, pero no estoy muy seguro, no sé

(nada que ver con la chica de los tobillos tatuados, la de la minifalda vaquera y los tacones empire state en zancada larga. nada que ver con el chaval de las sandalias negras que ha pasado por allí mil trescientas veces en una hora. ni con el tipo que esperaba a su puta madre y que me ha saludado con un movimiento de cabeza. ni con la mamá arregladita que se ha tomado un café con hielo mientras le daba un yogur a su bebé. esta mamá ha saludado a un tipo que, a su vez, ha saludado al de la camiseta brasileña, manchándose todos un poco de exquisitez paleta. el premio ha sido que la tarde ha estado bastante bien, si no fuera por)